18 de septiembre de 2010

Soren Kierkegaard, La paradoja de la fe ante la muerte

La muerte es un fenómeno del cual no podemos escapar, todo aquel que vive tiene por seguro que morirá. Por tanto, se trata de una de las etapas más temidas por los seres humanos, ya que, sea cual sea la interpretación que hagamos sobre este fenómeno, terminará siendo un misterio que sólo descubriremos en cuanto llegue el momento de partir. Por ello, la realidad de la muerte, genera en los hombres un sentimiento de angustia e incertidumbre por su destino final.

Soren Kierkegaard, Filósofo y teólogo danés del siglo XIX, existencialista cristiano, considerado el padre del existencialismo, nos presenta un planteamiento que puede servirnos al momento de abordar el tema de la muerte. 

Lo subjetivo de Dios es lo objetivo por excelencia[1]

Kierkegaard, considera al hombre un ser existente, como existencia individualizada, así, el hombre existencial padece su existencia. Por ello, podemos diferenciar dos tipos de sujetos, a saber: El filósofo, pensador objetivo, que a través de la razón busca dar sentido a todo cuanto le rodea, de esta manera sus conocimientos tienen un fundamento. Por otra parte, el pensador subjetivo religioso, que se adhiere al ámbito ético- religioso, como camino para alcanzar la beatitud y, en este sentido, para Kierkegaard se trata de un pensador subjetivo, pues, Dios es la “subjetividad infinita”[2]. Así, lo referente al pensamiento subjetivo sale del ámbito de lo racional, se ubica en el ámbito de la fe. Por ello, no tenemos nada seguro en este pensamiento, sin embargo, “lo subjetivo de Dios es lo objetivo por excelencia”


Ahora bien, parece una paradoja la frase anterior, cabe preguntarnos ¿en qué sentido Dios, siendo subjetivo, puede ser objetivo por excelencia? En este orden de ideas, es importante resaltar que en el pensamiento de Kierkegaard, el ser se expresa en la subjetividad, el ser es, pues, subjetivo por naturaleza. Por ello, Dios que es El Ser por excelencia, al ser subjetividad infinita, Es eternamente, y, en este sentido, decimos que es lo objetivo por excelencia.

La vida humana se desarrolla en tres estadios, a saber: el estadio estético, el estadio ético y el estadio religioso. Debido al tema que nos ocupa, nos centraremos en el estadio religioso. En dicho estadio, se experimenta el abismo entre lo que era y lo que se llega a ser. Ante la conciencia de pecado, y la soledad personal, se hace necesario dar el paso del no ser al ser, a través de la fe. Se trata, pues, de deshacerse de lo que uno es para alcanzar lo que se espera, pero que todavía no se es. Esto, necesariamente, genera una angustia y desesperación características de tal transito.
En este sentido, la fe en el pensamiento de Kierkegaard no es una fe dogmatica, como lo es el caso de la fe católica; se trata más bien, de una fe paradójica, de un salto al vacío a pesar de toda duda, pues, las dudas precisamente son las que hacen que sea fe, ya que no se tiene certeza de ella, dejo aquello que tengo (lo objetivo), para ir tras aquello que no tengo, pero que necesito, por ello se trata de un paso al vacio.

La fe cristiana constituye, pues, para Kierkegaard el centro del estadio religioso. Ante la muerte, realidad inevitable para el ser humano, que genera la angustia y la desesperación, nos queda el salto de la fe. Pues, la infinitud de Dios, es precisamente aquello que el hombre anhela, el hombre no quiere morir; pero ante el fenómeno de la muerte el salto de la fe nos brinda una posibilidad que en la realidad del pensamiento filosófico objetivo no se encuentra, ya que sale del ámbito de lo racional, para entrar en el ámbito de lo espiritual.

En conclusión podemos decir, que Kierkegaard da un nuevo matiz a la fe, pasando de una fe dogmática, a una fe justificante, una fe fundada en las contradicciones entre lo divino y humano, entre lo trascendente y lo inmanente, entre lo temporal y lo eterno. Por ello, la fe es, en primera instancia, una opción libre de cada individuo, es un desarraigo de las seguridades que se tienen para ir hacia el absurdo. Por ello, a diferencia de la fe dogmática que brinda seguridad a los creyentes, la fe de Kierkegaard quita toda seguridad para poder trascender.


[1] FUH-V-443-444
[2] Ibidem.

2 comentarios:

  1. Nosotros vinimos al mundo a cumplir una misión, en la que tenemos que ser fieles a Dios..La muerte a los seres humanos nos tiene que parecer normal,por que algunas personas les da miedo morir, pero en realidad les da miedo en la forma en la que mueren ,y por que algún día nos tiene que tocar ir al reino de Dios, un lugar celestial donde se vive la vida eterna.Podemos decir que no sabemos como es en realidad ese lugar, pero nuestra fe en Dios, cambia nuestra idea de como es en realidad. Marianggi Villegas #39 , 2do año "A" colegio Nazaret.

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  2. Esta paradoja de la fe ante la muerte, hace referencia a la muerte… como lo mas seguro que tiene todo aquel que vive, Este es un tema el cual a muchos le puede causar temor y angustia, desde el punto de vista en que veamos este enigma, que solo se resolverá cuando llegue el momento de nuestro paradero final.
    Además nos presenta dos tipos de personas. La primera: el filósofo, quien pretende obtener la respuesta de todo lo que se encuentra a su entorno y que a pesar de sus razonamientos no logra describir este estado. Por otro lado se encuentra el pensador religioso quien se basa en sus creencias en Dios para encontrarle un significado a la muerte.
    El ser humano como creyente y pensador religioso, a pesar de tener fe en que al morir gozara del reino de los cielos, siente temor y angustia, pues como no? Si es algo desconocido y misterioso, pero que gracias a la fe que tiene siente una confianza en que será un lugar mejor, donde encontrara la plenitud espiritual que quizás en vida busco. “Ante nosotros los católicos nuestra resignación ante la muerte es la fe”
    Victoria Sosa, 3ºB

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