20 de octubre de 2013

Encuentro con una mujer de la "mala vida"

Hoy estuve en una misa en la Catedral, como iba con el seminario usaba el traje clerical. Al terminar la misa, decido ir a comer un cepillado, pues el calor me producía sed, al terminar el cepillado, cuando iba a botar el vaso desechable en un contenedor de basura de la plaza Bolívar, me llevé una sorpresa, había una mujer sentada en una de las bancas, quien me saluda con mucha amabilidad y hace la tradicional pregunta de quien ve a un joven vestido con traje clerical: "Buenas, ¿usted está estudiando para ser cura?", le saludo y le respondo que "sí". Hasta este momento, en mi mente, esto se trataba de una conversación tradicional y las respuestas a tal conversación estaban ya preestablecidas en mi cabeza, acto seguido, ella continúa las preguntas: "¿Cuánto le falta?", yo respondo: "ya me falta poco".

Pasadas estas preguntas, la conversación salió de lo tradicional, la mujer continúa hablando con la misma amabilidad y respeto que la caracterizaba: "Yo soy una mujer que trabaja en la mala vida, y es arrecho", en ese momento las reglas de la conversación cambiaron completamente para mi, no me esperaba una confesión de ese tipo, nunca había visto a esa mujer y de repente me suelta algo así, ella era prostituta. En mis adentros no sabía qué decirle, pues, no conocía mayores cosas sobre quién era ella o porqué estaba en esa vida, me causó una profunda compasión sus palabras seguidas a lo que ella denominara "mala vida", "es arrecho". Imaginé, realmente, los muchos dolores que debe haber en su corazón para referirse de esa manera a lo que es su fuente de sustento, aún no se me ocurría nada que pudiera decirle y que pudiera cambiar su situación, nada. 

Lo único que se me ocurrió decirle, pensando que ella sentiría que Dios estaba lejos de sí, fue: "Dios nunca nos abandona", a lo que ella respondió: "yo lo se, Dios ama al pecador, pero no el pecado. Yo voy a la Iglesia". Con estas palabras, la mujer me dejó sin armas, ella conocía muy bien la situación en la que estaba, se reconocía pecadora, sabía que aquello a lo que dedicaba su vida no era conforme a la voluntad de Dios para ella, Dios la quiere feliz. Más aún, ella conocía que, a pesar de su vida de pecado, Dios la amaba como nadie más, pero Dios no está conforme con lo que ella hace y ella tampoco lo está. 

El encuentro con esta mujer de la "mala vida", me hizo reflexionar y recordar aquellos encuentros de Jesús con mujeres que se dedicaban a esto, la mujer adultera del Evangelio, a quien estaban a punto de condenar y apedrear, recordé la respuesta de Jesús ante esto: "El que esté libre de pecado, tire la primera piedra", "Vete, yo no te condeno" (Jn 8, 1-11). Se con toda certeza el gran amor que Dios tiene hacia esta mujer, también se que ella lo sabe, se, además, que tiene muchas posibilidades de alcanzar la salvación, recordé las palabras de Jesús a los fariseos: "las prostitutas y pecadores os preceden en el reino de los cielos" (Mt.21,31). Creo que esta mujer al saberse pecadora y no estar conforme con lo que hace, está cerca del reino de Dios. Permita el Señor que ella cambie de vida y pueda acercarse a la fuente de la verdad para ser realmente feliz, oraré por ella e invito a quien lee estas lineas a dedicar una oración por ella y por todos los que se encuentran presos del algún pecado. 

1 comentario:

  1. Orare por ella, y por todos nosotros que nisiquiera reconocenos nuestros pecados y herimos a dios sin saberlo. Definitivamente dios esta en la calle, en los vecinos en los transeuntes en la gente de las colas y en las plazas, hay estan las verdaderas lecciones de vida.

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