1 de febrero de 2013

NO ROBARÁS…

A menudo escuchamos cuando conversamos sobre ética o moral que la mayoría de las personas dicen: “Yo soy bueno (a) yo no robo ni mato…”. Pareciera que la moral cristiana se redujera, simplemente, a un no hacer y no sólo no hacer; sino a estas dos acciones específicas.
Sin embargo, a pesar de que éstas personas dicen esto, muchas veces sus acciones traicionan sus palabras. En efecto, se cree que robar es solamente tomar lo que no es mío sin que el otro lo note, o apuntar con un arma o violentar de alguna manera a otra persona para que me dé lo que no me pertenece. Es necesario saber que robar va mucho más allá que esto.
Existen múltiples maneras de robar y no todas son tan fáciles de ver. En esta ocasión, queremos detenernos en algunas que pueden estarnos ocurriendo y no sabemos que estamos atentando contra el séptimo mandamiento:

  • Robar tiempo: hay un refrán muy popular que dice: “El tiempo perdido hasta los santos lo lloran”. Cuando nuestro tiempo ha sido comprometido con una causa o con un trabajo determinado y nosotros desviamos nuestras acciones de éste hecho con el que tenemos un compromiso, estamos robando. Ejemplo: una persona que ha sido contratada para contar cajas de 8:00 am a 12:00 m. decide a las 10:00 am no continuar el trabajo, porque no está su jefe, está robando porque le han pagado para trabajar hasta las 12:00 m.  y al engañar a su jefe y no hacer su trabajo le está robando tiempo de trabajo
  •  Robín Hood: Muchas veces se piensa que quitarle al que tiene para darle al que no tiene, es un acto heroico y estamos en una equivocación. Así mismo hay otro refrán popular que dice: “ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón” y este refrán también está en un grave error. Robar, de la manera que sea y a quien sea, es un pecado. No debemos confundirnos en esto. Los cristianos no estamos llamados a combatir el mal con el mal; sino a vencerlo a fuerza de bien. No podemos combatir el robo con más robo.
  •  Robar porque otros roban: muchas veces el ambiente está tan dañado, en cuanto al robo, que creemos que porque todos lo hacen a mí alrededor, es un hecho normal y, por tanto, está bien. Hay que tener cuidado en creer que lo que la mayoría hace es siempre lo bueno. Nos atreveríamos a decir que la mayoría suele hacer lo malo. No podemos dejarnos llevar por lo que hacen los demás en esto. Si queremos cambiar la realidad, es importante empezar por nosotros mismos así estemos rodeados de mal.


Finalmente, aunque pudiéramos decir mucho más con respecto a este tema, consideramos que éstos son los robos más frecuentes en nuestra sociedad, especialmente en Venezuela, y que pasan desapercibidos. Sin embargo si el lector considera hemos omitido algo importante valoramos nos lo haga saber en un comentario. 

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