Abordaje histórico de la relación ciencia- religión

La ciencia y la religión, han estado en constante contacto a lo largo de la historia. De principio, en la antigüedad, no se encuentra una problemática entre la ciencia y la religión, sino una relación amena entre ambas.

Sin embargo, la ciencia y la religión no se han llevado muy bien a lo largo de la historia. En efecto, muchas personas las consideran enemigas desde hace mucho tiempo. Así, encontramos diversos choques entre ambas que han llevado al ser humano, muchas veces, a parcializarse hacia una en específico.

En esta sección, abordaremos a groso modo una visión histórica general de la relación entre ciencia y religión, entre la fe y la razón:

LOS GRIEGOS

En el mundo griego antiguo, no había una separación, propiamente hablando, entre lo que era ciencia y religión; antes bien, había una estrecha relación entre ambas ramas. En efecto, los filósofos, que eran quienes para el momento dominaban el conocimiento, no tenían problemas en hablar de los dioses en sus planteamientos, eran, más bien, hombres dados a lo religioso como inclinación natural y, en este sentido, los dioses ocupaban un papel muy importante en sus consideraciones.

La invasión en el imperio persa pone a los griegos en contacto con nuevos aspectos de la naturaleza y los familiariza con nuevos sistemas religiosos, así, se da una renovación en sus consideraciones sobre la ciencia y la religión.

 La actividad militar, mecánica y científica, estimulada por las campañas macedónicas, da origen al establecimiento de un instituto en Alejandría, el Museo, para el cultivo de los conocimientos por el experimento, la observación y la discusión matemática. Aquí, se comienza a dar unos de los impulsos científicos más significativos de la historia, ya se comienza propiamente a trabajar con el método científico como búsqueda de la verdad. 

Vemos pues, que en la cultura griega el dialogo entre ciencia y religión fue amistoso, hasta el punto de que ambas disciplinas se complementaron e incluso, podemos decir, que no se da una separación marcada entre ambas.

EL MEDIOEVO.

En la época medieval, con la conversión del imperio romano al cristianismo, la ciencia pasa a estar al servicio de la fe, es decir, la ciencia pasó a ser un instrumento para mostrar la verdad de la revelación.

Siguiendo con lo anterior, la dominación militar de Roma había producido una paz universal y un sentimiento de fraternidad entre las naciones vencidas. Era fácil, por lo tanto, la rápida difusión por todo el imperio del principio cristiano nuevamente establecido, para que así, pudiese darse el fenómeno de colocar la ciencia al servicio de la teología.

Así pues, el conocimiento de la biblia ocupó un lugar muy importante al momento de aceptar un planteamiento científico, pues, las verdades expresadas en la biblia eran concebidas como inequívocas, cayendo así en un fundamentalismo religioso, que en gran medida no permitió un mayor avance científico. La verdad o falsedad de un planteamiento era medida en por su concordancia con los textos bíblicos. Esta situación, creo muchos conflictos, como es el caso de Galileo, donde se llegaron a echar de lado algunas posturas científicas y hasta a condenar a sus autores, por considerarse en contra de la sana doctrina.

En esta época, podemos decir, entonces que la ciencia, es ciencia revelada, lo cual quiere decir, que Dios a través de su revelación provee la plenitud del conocimiento. En este sentido, no era necesario buscar conocimiento en otras posturas, pues la teología, ciencia por excelencia, proveía de todos los conocimientos necesarios.

Además, los científicos que se atrevían a plantear una verdad científica opuesta a la revelación eran perseguidos. Sin embargo, Guillermo de Ockham, ilustre pensador del Medioevo, dice que ciencia y religión son ámbitos autónomos y que por tanto, deben tener su campo de acción y forma de expresión, esta reflexión para la época resulta avanzada.

Vemos pues, que en esta época hay grandes choques entre ciencia y religión, pues, al querer absolutizar lo religioso, imponiéndolo ante el plano científico, se crea una fuerte tensión, que, en algunos casos llegó a ser incluso enemistad.

LA MODERNIDAD.

En la edad moderna, se da un vuelco de la concepción de ciencia que había hasta el momento con el mundo medieval. La ciencia ya no es ciencia revelada; ahora la ciencia es la producida por el ser humano, es antropocéntrica, se centra en el hombre.

En gran medida, con el giro antropológico que se produce en esta época, se deja de lado la fe, centrándose especialmente, en la razón. Sin embargo, algunos autores como Descartes y Newton siguen tomando en cuenta el fenómeno religioso en sus planteamientos, mostrando así que, a pesar de la situación hostil con respecto a la religión para la época, ellos seguían hablando tranquilamente de sus creencias en sus planteamientos.

En esta época, pues, se da una separación entre ciencia y religión, que no se había reflejado en las épocas anteriores. Así, la religión se encargaría del abordaje de las creencia humanas, del hombre como ser trascendente, y la ciencia se encargaría de la realidad inmanente del hombre en el mundo, de su ambiente y su realidad material.

Así pues, toda esta revolución se lleva a cabo, ya que, la Iglesia, que hasta el momento daba la pauta en cuanto a ciencia, pierde el poder político, esto ocasiona que la ciencia, como ya lo habíamos mencionado, obtenga una nueva forma de ser vista.  

Además, aparecen los movimientos positivistas, empiristas, racionalistas, entre otros… como reflejo de la supremacía de la razón humana sobre el fenómeno religioso.

Vemos pues, que en esta época, la relación entre ciencia y religión sigue por caminos escabrosos, se sigue hostilizando la situación, dándose un ambiente de enemistad entre ambas. Sin embargo, algo significativamente positivo en esta etapa de la relación ciencia-religión, es el hecho de la conveniente separación entre ambas, dando a cada una un campo de estudio específico con respecto al ser humano y el mundo.

CONTEMPORANEIDAD.

Hoy nos encontramos frente a fenómenos asombrosos como el cambio permanente, la evolución, la expansión del universo, la explosión de estrellas, el nacimiento y muerte de galaxias como la transformación de partículas elementales, todo ello lejos de un orden cósmico inmutable e idealizado… fenómenos asombrosos que el avance constante de la ciencia nos permite disfrutar cada día.

Aquí, la religión y la ciencia ocupan dos campos distintos al momento de abordar el fenómeno del ser humano en el mundo. En este sentido, se ha logrado, en parte, un equilibrio sano entre las atribuciones de la ciencia y la religión. Sin embargo, aún quedan secuelas de querer absolutizar un campo y otro de la vida.

El avance científico actual, ha permitido a los seres humanos gozar de innumerables beneficios en diversos campos, podemos mencionar algunos como: el internet; en la medicina, las operaciones con láser, bisturí inteligente, medicinas más adecuadas para el cuerpo humano; en el ámbito informático, las computadoras son cada vez más avanzadas, permitiendo una gran facilidad en la vida cotidiana… Así, podríamos nombrar los diferentes campos de la vida y no terminaríamos de abordar las ventajas que ha traído el desarrollo científico a la humanidad en la actualidad.

Vemos, entonces, que, a pesar de toda la tensión entre ciencia y religión, se han separado convenientemente ambos campos, creando un ambiente de tolerancia y equilibrio, para poder dar al ser humano una visión más completa de su cosmos.